Un Nuevo Comienzo

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Mañana llega la primavera 2022 y con ella un nuevo comienzo para las mujeres que decidimos aprender a danzar al compás de los cerezos, las MujeresACDC.

Querida hermana, tengo muchas cosas que contarte y muchas otras para regalarte, pero como mi mente se satura de tanta información, reflexiones e ideas, decidí venir a esta parte de nuestro bosque encantado a crear nuestro diario. Digo nuestro porque hace tiempo dejé de sentirme una sola. Ahora sé que no soy yo, somos todas. Todas somas una y una somos todo.

Quiero contarte una de mis historias:

Hace mas de 6 años publiqué mi primer blog. Salió con 3 artículos y después de eso sólo fui capaz de publicar 2 más. Y no porque no pudiera escribir sino por la vergüenza que sentí al exponerme desde la vulnerabilidad. Uy, no! Fue espantoso. 

En aquel tiempo estaba sumergida en las bondades de mi segundo puerperio, tenía hambre de conocimiento y unas ganas voraces de cambiar el mundo. 

Me hice parte de cuanto grupo de emprendimiento encontré en la red y me dediqué como niña buena a hacer todo lo que se nos pedía.

De día me dedicaba al cuidado de mis dos hijas pequeñas y las cosas de la casa. Pasaba las noches despierta, leyendo, estudiando, escribiendo, creando. Me estaba convirtiendo en una zombie puérpera (eso lo acabo de inventar, jajaja)

Me dejé arrastrar por la intensidad de la ola creativa en la que me había montado para darle forma a mis ideas de cambiar el mundo.

Entonces llegó el día límite para publicar. Me recuerdo aquella madrugada sentada en el mueble de la sala, con la computadora en las piernas tratando de hacer en unas horas lo que normalmente se hace en varios días. ¡No podía no publicar! Tenía que lograrlo. No podía fallarme a mí misma y mucho menos a las demás.

Recibí ayuda, compañía y unas cuantas porras para que me apurara porque se acababa el tiempo.

Y pasó. Blog publicado con 3 artículos: uno sobre Soy un Cerezo, los otros dos ni los recuerdo. El del Cerezo se salvó porque «a la gente le gustó», los otros no sobrevivieron, al igual que el blog.

Esa experiencia fue aleccionadora. Aparecí en el radar de algunas personas a las que admiraba en silencio, recibí sus palabras de agradecimiento y felicitación con asombro y alegría en igual medida. Me ayudaron a recordar que normalmente se nos hace más fácil reconocer las fortalezas en los demás que en nosotras mismas, porque no nos miramos, no nos detenemos, sino que pasamos el tiempo distraídas mirando a las demás para castigarnos y compararnos. 

Unos años después, en 2019, estaba decidida a cambiar esa historia, así que durante la organización de un evento que tuve el placer de liderar, busqué ayuda profesional y nació esta página web que estás leyendo.

Uff! ¿cambiar la historia? No, qué va. Lo que hice fue repetirla pero mejor disfrazada que la primera vez: Me recuerdo aquella madrugada sentada en el mueble de la sala, con la computadora en las piernas tratando de hacer en unas horas lo que normalmente se hace en varios días. ¡No podía no publicar! Tenía que lograrlo. No podía fallarme a mí misma y mucho menos a las demás.

Recibí ayuda, compañía y unas cuantas porras para que me apurara porque se acababa el tiempo.

Jajajaja, no puedo evitar reírme de mí misma. Qué emocionante es ver este recorrido desde la perspectiva que nos da el tiempo.

En fin, esa segunda vez el evento salió bien. Fue una experiencia intensa, mágica, reveladora. Un abono orgánico y fresco que nutrió ricamente las raíces de mi ser. Pude sentir con gran intensidad el movimiento de mi cuerpo mientras se expandía. ¡Muy, muy fuerte!

El evento funcionó como una catapulta para mí.

Viví el año 2020 con una fuerza avasallante. Durante la plandemia estuve activa sirviendo, creando, experimentando, escuchando y compartiendo con muchas mujeres ubicadas en diferentes partes del planeta. Uno de los años más intensos de mi vida. No sólo por ser testigo de cómo la Madre Tierra entró en puerperio sino porque me di el tiempo y el espacio para trabajarME, mirarMe, conocerME, escucharME, fusionarME, y recordarME. UUuffff!

Ahora que lo pienso no fue 1 año, fueron unos 18 meses aproximadamente. 

Hasta que llegó la primavera de 2021, hace 1 año exactamente…

(momento de pausa para cerrar los ojos, respirar y honrar ese momento)

La Poda del Cerezo:

Me encontraba organizando un evento con el que había estado soñando desde 2017. Sabía que podía hacerlo…¡No podía no hacerlo! Tenía que lograrlo. No podía fallarme a mí misma y mucho menos a las demás (inserto emoji de sarcasmo) (¿Te suena?)

Sí, querida mía. Volví a entrar en el bucle del «tengo que». Y como en 2019, esta vez había algo diferente, yo era diferente y me rodeaba de personas diferentes.

Así fue como recibí estas palabras de mi querida sensei, Eva Sandoval:

«Coge la espada de la decisión y corta las ramas podridas.
Si han de volver a nacer, lo harán como brotes sanos.»

Sus palabras retumbaron en mi corazón. Mi mente se resistía con intensidad pero decidí rendirme ante el llamado y entregarme al proceso que ya había empezado.

La poda del cerezo era inevitable. Siguiendo la buena guía de nuestra sensei, no lo hice desde la lucha sino desde la calma, la paciencia, el amor y la compasión.

Así fue como el 17 de mayo de 2021 cogí mi espada de la decisión y empecé a cortar las ramas del Cerezo.

Lo primero que hice fue cancelar el evento (OMG – emoji de cabeza explotada) y avisar que me iba de reposo, que me retiraba.

¿Te puedes imaginar la vergüenza que sentí?

Estuve mal del estómago durante varias semanas. Fue muy, muy fuerte. Y por supuesto, no fue como esperaba. No, qué va.

Unas semanas después hubo una sutil interrupción a mi reposo y la acepté casi con pitos y maracas. Estaba feliz de volver al ruedo, aunque puse mis condiciones: «estaré tras cámaras. No quiero exponerme. Te ayudo pero desde el silencio.»

Jajajajaja, que risa.  Por favor. Me comprometí no con uno sino con más de 5 propuestas.

¿Y qué fue lo que pasó? Que co-lap-sé-ho-rri-ble-men-te (boooooommmmm, mi cabeza y todo mi ser estallaron)

Fue un batacazo de alarma, como decimos en Venezuela. O me ponía las pilas y me retiraba o iba a caer en coma.

Entonces desde el más profundo dolor pude reconocer que me había engañado a mí misma una vez más. Me había faltado cortar varias ramas del Cerezo. Y la verdad no es que no lo supiera, es que me negaba, me resistía. Pero había llegado la hora de hacerlo.

Así que hice del dolor mi fortaleza, volví a coger mi espada de la decisión y entonces hice los nuevos cortes en el Cerezo.

La diferencia es que ahora me sentía libre, aliviada, tranquila y hasta contenta, aunque mi cuerpo estaba adolorido.

El movimiento sostenible:

Tuve tiempo para repasar el recorrido que había hecho hasta el momento y pude corroborar que la mayoría de las mujeres estamos confundidas debido a la forma cómo fuimos criada y educadas. Hace décadas estamos alejadas de lo femenino, hemos olvidado quiénes somos y a qué vinimos.

Nosotras no tenemos que apurarnos, no tenemos que aguantar presiones externas para quedar bien, no tenemos que compararnos con las demás, no tenemos que complacer a los demás, no tenemos que hacer lo que hacen los demás porque está de moda, no tenemos que seguir intentando ser exitosas según las reglas del modelo masculino, no tenemos que sacrificar nuestro cuerpo y alma, no tenemos que ser esclavas del reloj.

Nosotras somos cíclicas, nuestra naturaleza cambia constantemente, durante el día, durante la semana, durante el mes, durante el año, durante toda la vida estamos en constante cambio, al igual que la tierra. Nosotras somos creadoras, somos dadoras de vida. Somos las responsables de instalar juntas el equilibrio femenino/masculino en el planeta.

Por tanto, es indispensable que aceptemos el llamado y nos pongamos manos a la obra aprendiendo a transformar:

  • La competencia en colaboración.
  • La resistencia en rendición.
  • La crítica en compasión.
  • La quejadera en aceptación.
  • El miedo en amor.

Sólo así nuestro movimiento será sostenible en el tiempo y por fin estaremos construyendo nuestro legado.

«La heroína tienen que convertirse en una guerrera espiritual. Esto exige que aprenda el delicado  arte del equilibrio y tenga la paciencia para permitir  la lenta y sutil integración  de los aspectos femenino y masculino de sí mismo.»

(Maureen Murdock – Ser Mujer)

¿Estás lista? ¡Vamos!

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